martes, 3 de julio de 2007

Cuarto día



Hoy amaneció bastante ventoso en Comodoro unos 18 nudos (cerca de 35 Km por hora) de los 250 grados (viento casi del oeste pero orientado con la pista), con ráfagas de 25, el sol comenzó a aparecer a eso de las nueve de la mañana. La temperatura …. para congelarse. Hicimos la inspección exterior y preparamos todo dentro del hangar que gentilmente nos prestó la IX Brigada Aérea para que pasase la noche el Mooney.

Después de presentar el plan de vuelo, ver la meteorología y despedirnos de la gente, subimos y nos fuimos con las primeras luces.

Luego del despegue estuvimos un poco movidos por la turbulencia que genera el viento que viene desde el oeste y pasa por los cerros que están a la derecha de la pista, pero apenas los sobrepasamos todo se calmó.

Quien no se calmó fue el Mooney que empezó a acelerar y no había cómo frenarlo, pasamos los 150 nudos de ground (velocidad con respecto al suelo) con una indicada de 130 nudos, y siguió hasta los 182 nudos. Estábamos ahí de trasformarnos energía!!!. Llegamos hasta los 190 nudos pero fue durante unos pocos segundos.

Elegimos volar un poco más alto para aprovechar el viento de cola, subimos hasta seis mil quinientos pies (unos dos mil metros).

Quien pueda venir a volar a la patagonia …. Se lo recomendamos, es un lugar de una particularidad única. No tan solo por la meteorología siempre cambiante y no siempre generosa (porque hoy íbamos con viento a favor, ni pensar si hubiésemos tenido que navegar con viento en contra) sino por los colores de los distintos paisajes, por esa inmensidad que nos pone en nuestro sitio y nos hace ver nuestro real tamaño. Ni que hablar de su gente. Está de más decirles que somos unos enamorados del lugar, no? No los aburrimos y seguimos con el vuelo.

En tres horas y cuarto estuvimos en Bahía Blanca. Donde tuvimos que apurar la partida porque los informes de meteorología (QAM) no eran muy buenos para la zona de San Fernando. Los techos eran bajos, 1500 pies (para poder volar visual ese es el límite) había bruma y si perdíamos tiempo la visibilidad no nos iba a permitir el aterrizaje.

Hicimos combustible (aprovechamos este medio para saludar a los muchachos de la planta de combustible del aeropuerto) y despegamos pensando que nuestra suerte con el viento se había terminado (el pronóstico era viento de frente de unos 25 nudos) pero por suerte seguimos con buena velocidad, no tanto como antes pero unos 20/30 nudos de cola.

Veníamos bien hasta que debajo de nosotros aparecieron unas nubes estratiformes que poco a poco comenzaron a cubrir la superficie del planeta. Nos preocupamos porque, estando tan cerca teníamos que pegar la vuelta y volver a Bahía Blanca.

Por suerte apareció un ángel, el LV-BGG a quien no conocemos pero le agradecemos de todo corazón porque nos hizo puente con el control de Ezeiza (a quien por la altura a la que volábamos y la distancia a la que estábamos) no recibíamos por radio y nos pasó el QAM de Tandil y Bahía Blanca y con eso, más lo que teníamos de San Fernando y Morón decidimos seguir.

A las pocas millas y después de pedir un cambio de nivel para recuperar el visual (esto no lo escribimos nosotros porque siempre estuvimos en “condiciones visuales”) vimos en el horizonte que se acababa la capa nubosa y lateral Olavaria ya se veía perfectamente el terreno.

A medida que el Mooney se acercaba a destino era como si la alegría se fuese apoderando de los tres. Estábamos terminando la primera etapa del viaje. Habíamos volado 2724 millas (el 10 % del vieje) en 21 horas 20 minutos, lo habíamos hecho en los días planificados y sin mayores contratiempos. Qué más podíamos pedir.

Mañana vamos a subir algunas fotos de la partida (que no pusimos) y comentarles cómo vamos con la inspección del avión.

Con respecto al vuelo sin cono, nos aumentó un poco la temperatura del motor, nada significativo y hubo un incremento en el consumo de aceite. Se podía sentir en el difusor de entrada de aire del exterior a la cabina (posee uno al costado izquierdo que el piloto siente en la pierna) que el aire entraba un poco turbulento. Lo mismo le debe haber estado sucediendo al motor y de allí el incremento de temperatura.

Antes de irnos les tengo que mencionar que encontré, gracias a mi hijo, cómo hacer para que quien quiera hacer comentarios lo haga sin necesidad de registrarse. Un abrazo y van fotos.

La primera foto es del embalse Florentino Ameghino, la segunda somos nosotros en San Fernando.